El sol del nuevo día se colaba por la ventana del aula de la Academia, iluminando los rostros de los recién graduados. La emoción era palpable mientras Iruka-sensei se preparaba para anunciar los equipos genin. Naruto se sentó con su protector de frente bien puesto, el corazón latiéndole fuerte con una mezcla de nerviosismo y optimismo recién descubierto.
"Bien, ahora anunciaré los equipos. Equipo Siete... Sakura Haruno, Sasuke Uchiha... y Naruto Uzumaki."
Naruto apenas pudo contener un grito de alegría ruidoso, la sorpresa y el entusiasmo borrando por un momento la pesada verdad del Kyubi. Sakura, a su lado, resopló y murmuró: "¡Ah, no! ¿Por qué tengo que estar con Naruto?". Sasuke, como siempre, permaneció imperturbable, su mirada fija en el frente, aunque un ligero tic en su ojo podría haber delatado su fastidio.
Los anuncios continuaron. Naruto observó cómo los otros equipos eran nombrados: el Equipo Ocho con Kiba, Shino y Hinata; y finalmente, el Equipo Diez: "Ino Yamanaka, Shikamaru Nara y Choji Akimichi."
Ino se dirigió a su equipo con su habitual seguridad, una ligera sonrisa en los labios mientras bromeaba con Shikamaru sobre su pereza y Choji sobre su amor por la comida. Sus ojos azules se encontraron con los de Naruto, y esta vez, ella le dedicó una mirada rápida, casi juguetona, con un destello de algo que parecía... ¿curiosidad? ...antes de voltearse. Naruto sintió un ligero rubor.
Uno a uno, los Jounin-sensei comenzaron a llegar a la sala, recogiendo a sus equipos con un saludo y una breve indicación. El Equipo Ocho partió con Kurenai-sensei, el Equipo Diez con Asuma-sensei. La sala se fue vaciando, y la expectación de Naruto se convirtió en impaciencia. Él, Sakura y Sasuke se quedaron solos.
"¡¿Dónde está nuestro sensei?! ¡Ya todos se fueron!", protestó Naruto, golpeando la mesa. Sakura le reprendió, "¡Cállate, Naruto! ¡No seas tan ruidoso!", mientras Sasuke simplemente se cruzó de brazos, indiferente.
La espera se prolongó, y Naruto, frustrado, colocó un borrador en la parte superior de la puerta, una broma infantil. Sakura exclamó: "¡Naruto! ¡Nuestro sensei es un Jounin, no caerá en eso!" Sasuke solo bufó.
De repente, la puerta se abrió. Un hombre con una mata de cabello plateado y una máscara cubriéndole la mitad inferior del rostro entró perezosamente, y el borrador cayó sobre su cabeza. Naruto soltó una risita ahogada, mientras Sakura se disculpaba profusamente y Sasuke miraba con una mezcla de sorpresa y leve diversión disimulada.
"Mi primera impresión de ustedes... son un montón de idiotas", dijo Kakashi Hatake, su voz monótona, pero con un ojo sonriendo. "Equipo Siete, síganme."
Los tres genin siguieron a su nuevo sensei hasta el tejado de la Academia. El viento soplaba suavemente, y desde allí se podían ver los tejados de Konoha extendiéndose por debajo. Kakashi se sentó tranquilamente en el borde, observándolos.
"Muy bien, preséntense. Gustos, disgustos, sueños para el futuro, pasatiempos, ese tipo de cosas", dijo Kakashi.
Sakura, siempre deseosa de agradar, fue la primera. "Uhm, soy Sakura Haruno. Lo que me gusta es... (mira a Sasuke y se sonroja) ...Mi pasatiempo es... (otra mirada a Sasuke y más sonrojo)... Mi sueño para el futuro es... (grita y se sonroja intensamente)." Luego, su voz se tornó más aguda: "¡Lo que no me gusta es Naruto!" Naruto se sintió herido, pero ya estaba acostumbrado.
Sasuke fue breve y frío. "Mi nombre es Sasuke Uchiha. No me gusta nada en particular y no tengo pasatiempos en concreto. Mi ambición es resucitar a mi clan y matar a cierto hombre." Su aura de oscuridad era palpable.
Cuando llegó el turno de Naruto, sintió una oleada de emoción, canalizando su frustración y sus sueños. "¡Soy Naruto Uzumaki! ¡Me gusta el ramen instantáneo y el ramen de Ichiraku! ¡Mi pasatiempo es comer ramen! ¡Y mi sueño es convertirme en el Hokage, para que todos en la aldea me reconozcan y dejen de mirarme así!", declaró con su habitual entusiasmo, aunque la última parte llevaba un matiz más profundo y doloroso que nadie, excepto Iruka-sensei, podría entender completamente.
Kakashi asintió con un ojo cerrado, el otro oculto por su protector. "Interesante. Mañana los quiero en el Campo de Entrenamiento #3 a las cinco de la mañana. Realizaremos la verdadera prueba genin. Y una cosa más: ¡No desayunen o vomitarán!"
Con esa enigmática advertencia, Kakashi-sensei desapareció en una bocanada de humo, dejándolos con la incertidumbre de su primera gran prueba.
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Mientras el sol comenzaba a descender, tiñendo el cielo de naranjas y rosas, Naruto caminaba solo por las calles de Konoha. La advertencia de Kakashi sobre el desayuno lo tenía pensativo, pero el hambre en su estómago era un recordatorio constante de su necesidad de energía. De repente, una mano se posó en su hombro.
"Naruto, ¿aún por aquí?", era Iruka-sensei, con una sonrisa cálida en su rostro. "Felicidades de nuevo por graduarte. Me sorprendiste anoche. Realmente eres un ninja de pleno derecho ahora."
Naruto sintió un calor en su pecho. "Gracias, Iruka-sensei."
"¿Qué tal si lo celebramos con un poco de ramen?", ofreció Iruka, señalando hacia el icónico puesto de Ichiraku Ramen.
Los ojos de Naruto se iluminaron. "¡Sí, por favor!" Su expresión se transformó en la de un niño emocionado, olvidando momentáneamente las tensiones del día.
Sentados en el mostrador de Ichiraku, el vapor del ramen caliente subiendo a sus rostros, Teuchi, el dueño, los saludó con su amable sonrisa, y su hija, Ayame, les sirvió rápidamente. Iruka-sensei y Naruto compartieron una comida reconfortante. Iruka le dio algunos consejos sobre ser un genin, enfatizando la importancia de la perseverancia y la confianza en sí mismo, y le aseguró que, sin importar lo que el futuro le deparara, siempre sería un ninja valioso para Konoha. La conversación fue sencilla, pero el apoyo de Iruka era un bálsamo para el alma de Naruto.
Después de terminar sus tazones de ramen, se despidieron. "Buena suerte con tu prueba mañana, Naruto", dijo Iruka, revolviéndole el cabello antes de marcharse.
Naruto asintió, sintiéndose un poco más animado. Mientras caminaba de regreso a su apartamento, doblando una esquina en una calle menos transitada, se encontró de frente con Ino Yamanaka. Ella llevaba una cesta con flores frescas, probablemente recién cortadas de su tienda, el aroma floral llenando el aire.
"¡Ah, Naruto!", exclamó Ino, una pequeña sonrisa formándose en sus labios. "¿Ya tienes un equipo verdad?"
"¡Sí! ¡Estoy en el Equipo Siete con Sasuke y Sakura!", respondió Naruto, su voz un poco más alta de lo normal por la emoción de hablar con ella, y un ligero tono de orgullo.
Ino arqueó una ceja, con un brillo divertido en sus ojos. "Vaya, esa es una combinación... interesante. Asegúrate de no estorbar demasiado a Sasuke-kun." Su tono era una mezcla de burla juguetona y genuina curiosidad por cómo funcionaría esa dinámica.
Naruto hizo un puchero, pero no pudo evitar que un leve rubor apareciera en sus mejillas. "¡No te estorbaré! ¡Seré el mejor de los tres! ¡Y me convertiré en Hokage antes que cualquiera!"
Ino se rio suavemente, el sonido como campanillas, su risa era genuinamente musical. "Veremos, veremos. ¿Qué tal tu primera misión? ¿Ya la tuviste?"
"Mañana es nuestra verdadera prueba con Kakashi-sensei", explicó Naruto, hablando con una fluidez que lo sorprendió. "Nos dijo que no desayunemos."
Ino lo miró pensativa, su expresión un poco más seria. "Hmm, Kakashi-sensei es un jounin de élite. Es famoso por ser... peculiar. Si les dijo eso, debe ser por una buena razón. No lo tomes a la ligera. Se dice que es el ninja copia." Había un atisbo de preocupación en su voz, y una madurez que Naruto no le había asociado antes, algo que lo hizo verla bajo una nueva luz.
Se quedaron en silencio por un momento, el aire llenándose con el dulce aroma de las flores de Ino. Naruto se sintió extrañamente cómodo en su presencia.
"Bueno, me tengo que ir. Tengo que preparar mis cosas para mañana", dijo Ino, rompiendo el silencio.
"Sí, yo también", dijo Naruto.
"Suerte mañana, Naruto. Espero que lo logres", dijo Ino, dándole una última mirada con sus ojos azules brillantes, antes de seguir su camino.
"¡Gracias, Ino!", respondió Naruto, sintiendo que sus mejillas se calentaban aún más. La sonrisa de ella permaneció en su mente, y el ligero aroma de las flores de su cesta.
Mientras el sol se ponía por completo, tiñendo el horizonte de profundos tonos escarlata y púrpura, Naruto finalmente llegó a su apartamento. Cenó lo poco que tenía, se duchó rápidamente y se acostó en su cama, la luz de la luna filtrándose por la ventana.
Pensó en el día. En la sorpresa de su equipo, en la extraña advertencia de Kakashi-sensei. Pensó en el ramen con Iruka-sensei, el único que parecía verlo de verdad. Y luego, pensó en Ino. En su risa, en su mirada curiosa, en la inesperada preocupación en sus ojos, y en la ligera broma. Mañana sería un día difícil, la verdadera prueba de un genin, pero por primera vez, Naruto sentía que no estaba solo en su lucha. Tenía su protector de frente, la promesa de su Hokage, el apoyo de Iruka, y una extraña conexión incipiente con una chica que, quizás, comenzaba a verlo no solo como el chico problemático, sino como algo más. El sendero del zorro, ahora como genin, apenas comenzaba.