Seamos sinceros, intentar crear una historia interesante en un mundo que cada vez anhela más la gratificación instantánea, esa dosis rápida de dopamina, es como enseñarle a un caracol a bailar breakdance. Es duro ahí fuera. Lo ves por todas partes: novelas populares, chinas o de otras partes, donde el protagonista sale a explorar, y todo se siente... predecible. Algunos lectores detestan la soledad, mientras que otros se dejan llevar por los miserables protagonistas chinos que practican una sola técnica mil veces, impulsados por ese sádico género de **"panel de competición"**. Si eres un lector veterano, que rasca páginas de China y otros lugares, murmurando a menudo: "Gracias, Gato del Techo, por dejarme presenciar estas obras maestras literarias", sabes a qué me refiero.
Luego están las novelas de cultivo verdaderamente oscuras. Ya las conoces: MC vive para siempre desde el principio, quizá con una misteriosa fruta Dao en su interior, o con títulos como "El sistema me concederá la inmortalidad". Y casi siempre, la historia comienza con un perro negro como compañero. Es trágico, vivir para siempre e intentar que nada importe, solo para que todos tus seres queridos mueran, dejándote completamente solo. Estas historias son tan amargas, terminan en autodestrucción, cayendo a través de las estrellas, ascendiendo al mundo de los dioses. Los veteranos ya saben cómo funciona: en las historias de cultivo inmortal, el camino más fácil y popular es el viaje de mortal a inmortal, entrenando Qi, con el límite de cultivo a menudo llegando al Alma Naciente o superior. Pero ese mundo está muy desgastado, ¿verdad?
Ya sea por el panel de la competencia o por el cliché de "vida eterna, pero aún puedes morir si alguien te mata y aún necesitas hacerte más fuerte", estas historias son vacías y tristes. Causan un dolor genuino. He dejado de leerlas por mi propio bien, solo para evitar volverme masoquista. A lo que me refiero es que anhelamos amor, anhelamos atención. ¿Por qué si no, tanta gente busca historias de harenes, incluso si distan mucho de ser perfectas?
Mi historia, *Ren*, podría fácilmente ser otro cliché: el protagonista asciende a la cima mortal, luego al mundo espiritual, luego al reino inmortal. Pero eso es aburrido. Preferiría hacerlo menos predecible. Para quienes necesiten ideas, basta con mirar a los abuelos de Wuxia, como *Los Héroes del Cóndor*, que alcanzan poderes cósmicos tras miles de capítulos. Son bofetadas masoquistas, pero son *únicas*. Tu autor novato dice: no busques siempre la perfección. Ya no existe. Las historias de hoy son de ritmo rápido; tenlo en cuenta si quieres algo más profundo. Lee novelas de cultivo antiguas como *Renegade Immortal*, entre otras... ¡Dios mío, es tan molesto leer tanto y recordar tan poco!
Intentaré hacer de *Ren* una historia fresca, quizá con algo de cariño, pero sin caer en clichés. Por ahora, es simplemente el clásico mundo mortal-inmortal que todos conocemos. Y con "mundo mortal-inmortal" no me refiero a la novela épica "Una Voluntad Eterna" ni a "En Busca de la Verdad", que es otra obra maestra. Me refiero a cómo la mayoría de las novelas adoptan este primer mundo y rara vez se adentran en el ámbito espiritual. También me encantan las historias de cultivadoras; suelen ser más dramáticas, centradas en sectas y con un toque romántico. Incluso estoy pensando en crear una comedia cliché, pero divertida y llena de clichés, si alguna vez encuentro el tiempo. Esta autor novato rara vez descansa; simplemente disfruto creando.
Así que, saludos a todos, incluso a esos curiosos que entran sin querer y no leen. ¡Malditos curiosos!