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Chapter 3 - Capítulo 2: Georrunas y Susurros

La niebla eterna de Umbría envolvía el Mercado de las Sombras como un sudario húmedo. Lira se ajustó la capucha de lana áspera, fingiendo examinar dagas oxidadas en un puesto de esclavos. Su corazón latía al compás de los grillos de los prisioneros. "Si Valtor descubre que robé los archivos de su biblioteca..." El pergamino oculto en su manga ardía como brasa. En él, un símbolo idéntico a la runa ilegible de Ryn: la "Cicatriz de Kaelion", el traidor que desafió a los dragones.

—¡Carne fresca para los pozos de entrenamiento! —gritó un mercenario, arrastrando a un niño con runas recién grabadas.

Lira apartó la mirada. Recordó a su padre, Lord Erion de la Casa Zorya, ejecutado por revelar la verdad: "Los Coliseos son tumbas para dragones, no templos de gloria". Ahora, Ryn era su única esperanza.

***

Mientras, en los arrabales, Torin contemplaba su martillo, Guardianes del Alba. La luz de las tres lunas se reflejaba en su cabeza de adamantita, iluminando los nombres tallados en su mango: "Desertores ejecutados por orden de Valtor". Entre ellos, Kylan, el hermano de Veyra.

—¿Por qué seguí órdenes como un perro? —murmuró, enterrando los nudillos en tierra fría.

Un golpe seco en su ventana lo sobresaltó. Afuera, un Espectro de Ébano flotaba, sus ojos vacíos fijos en el Coliseo. Torin no dudó. Agarró el martillo y corrió hacia las mazmorras. Sabía lo que ocurría en las noches de eclipse: sacrificios humanos para calmar el hambre de Ignavus.

***

Ryn sentía el zumbido de su runa. Tras la batalla contra el Enmascarado, el símbolo palpitaba como un corazón herido. En los establos, frotaba ungüento en las costillas de un caballo esclavo marcado con cicatrices.

—Al menos tú sabes quién eres —susurró al animal.

—¿Hablas con bestias o planeas escapar? —La voz de Lira lo hizo girar.

Ella emergió de las sombras, desplegando el pergamino robado. En él, un guerrero esculpido en tinta desvanecida: Kaelion, con la misma runa espiral que Ryn llevaba en el antebrazo.

—Valtor te matará si descubre esto —dijo Lira, señalando el símbolo—. Tu runa es un sello de rebelión. Kaelion la usó para liberar dragones.

Ryn apretó los puños.

—¿Y por qué te importa?

—Porque Valtor asesinó a mi familia por buscar esta verdad.

Un grito desgarrador cortó el aire. Provenía de las profundidades del Coliseo.

—¡Veyra! —Lira palideció—. ¡La están sacrificando!

***

Las mazmorras hedían a sangre rancia y pólvora negra. Veyra yacía atada a un altar de ébano, runas malditas talladas en su torso. Tres hechiceros entonaban cánticos mientras un espectro con forma de cuervo devoraba su energía vital.

—"...y con esta sangre, Ignavus obedecerá..."

—¡BASTA! —El rugido de Torin resonó como un trueno.

Su martillo golpeó el suelo. Un Escudo del Alba estalló en luz dorada, derribando a los hechiceros. Veyra tosió, escupiendo sangre negra.

—T-Torin... —murmuró, sus ojos vidriosos fijos en el espectro cuervo—. Mi hermano... intentó advertirme... los dragones lloran...

El espectro se transformó: ahora tenía el rostro demacrado de **Kylan**, el hermano devorado por Ignavus. Torin retrocedió, golpeado por el remordimiento. "Yo lo arresté... yo lo entregué...*

—¡Veyra, cierra los ojos! —ordenó, alzando el martillo.

Pero antes de que pudiera actuar, Ryn y Lira irrumpieron en la cámara.

—¿Ella también está marcada? —preguntó Ryn al ver las runas de ébano en Veyra.

—Peor —susurró Lira—. Es una Maldición de Sangre. Si no la rompemos, se convertirá en espectro.

Una risa fría heló la sala. Malakar descendió de las sombras, su guadaña goteando alquitrán oscuro. Su capa de plumas de cuervo se fundía con la penumbra.

—Qué tierno... el verdugo, la espía y el monstruo lunar intentando salvar a una condenada —su voz era un silbido de serpiente—. Pero los muertos reclaman lo suyo. ¡Espectros de Ébano, a mí!

Docenas de figuras translúcidas surgieron del suelo. Ryn sintió su runa arder: la Furia Lunar palpitaba en sus venas.

—¡Detente! —Lira lo agarró del brazo—. Si activas tu poder aquí, Ignavus vendrá por ti. ¡Usa esto!

Le arrojó tres piedras talladas con georrunas. Ryn las atrapó al vuelo.

—¿Qué hago con—?

—¡GOLPÉALAS CONTRA EL SUELO!

Las piedras estallaron al impactar. Venas de luz azul se extendieron por el piso, levantando muros de piedra entre los espectros. Malakar lanzó un rugido.

—¡Insolentes! ¡El Dios Ancestral devorará sus almas!

Su guadaña silbó hacia Ryn... pero Torin saltó frente a él.

—¡Yo cargaré con este pecado! —gritó, bloqueando el golpe con su martillo agrietado.

El ébano de la guadaña se enredó como hiedra venenosa en el metal. Torin gritó de dolor mientras manchas negras ascendían por su brazo.

—¡CORRED! —aulló, sosteniendo a Malakar con puro odio—. ¡A LAS CATACUMBAS DE ZORYA!

Lira arrastró a Veyra. Ryn vaciló un instante... hasta que vio los ojos de Torin: no había miedo, solo redención.

—¡SOBREVIVE, GIGANTE! —le gritó, siguiendo a Lira hacia las sombras.

Mientras huían, el último sonido que oyeron fue el retumbar del martillo de Torin... y la risa de Malakar envolviéndolo todo.

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Próximo capítulo: El grupo llega a las Catacumbas de Zorya, donde un secreto sobre los padres de Ryn aguarda... y los espectros de Malakar los persiguen.

¿Preparado para el Capítulo 3: "El Precio de la Gloria"?

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