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Chapter 4 - Capítulo 4: Sombras que Susurran

El viaje hacia Japón transcurrió bajo un manto de incertidumbre. A medida que el barco avanzaba por las aguas grises, Akihiko pasaba la mayor parte del tiempo en cubierta, inmerso en sus pensamientos. Las palabras de Renji resonaban en su mente: "Esto no es solo por el Clan. Esto es personal."

Con cada kilómetro recorrido, los recuerdos del pasado parecían aflorar con mayor intensidad. Akihiko recordó los días de su niñez, cuando el mundo le había parecido un lugar inmenso y lleno de posibilidades. Entonces, él no era más que un niño normal, ajeno a las intrigas del Árbol del Edén y al destino que le esperaba.

Fue Renji quien lo había sacado de esa inocencia. Recordó un momento específico: una noche lluviosa, cuando Renji lo encontró escondido en un callejón tras un ataque al clan. "Este mundo no tiene espacio para los débiles, Akihiko," había dicho mientras le entregaba su primera arma, una pequeña daga. Desde entonces, había aprendido a endurecerse.

La Llegada a Japón

Cuando finalmente el barco atracó en un muelle clandestino en las afueras de Yokohama, Akihiko fue recibido por un hombre de mediana edad vestido con un traje impecable. Hideo Tanaka, un intermediario leal al Clan Sora, inclinó ligeramente la cabeza en un gesto de respeto.

"Bienvenido a Japón, joven maestro," dijo Hideo con voz firme pero respetuosa. "Todo está listo para su encuentro con Kaede Takasugi."

Akihiko asintió, ajustando el cinturón que aseguraba su katana. "¿Hay alguna novedad sobre su disposición?"

Hideo dudó un momento antes de responder. "Kaede es tan impredecible como siempre. Parece estar dispuesta a escuchar, pero no confiaría en su hospitalidad."

"Nunca lo hago," respondió Akihiko, con un tono frío que dejó claro que estaba preparado para cualquier eventualidad.

Un Encuentro Tenso

El encuentro con Kaede Takasugi tuvo lugar en una sala de tatami en la residencia principal de los Takasugi, un imponente edificio tradicional rodeado de jardines cuidadosamente diseñados. Kaede, vestida con un kimono negro decorado con delicados patrones dorados, lo esperaba con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos.

"Akihiko Sora," dijo Kaede, con una mezcla de curiosidad y desdén en su voz. "El joven prodigio del Clan Sora finalmente aparece en mi puerta. ¿A qué debo este honor?"

"No estoy aquí para honores," respondió Akihiko, inclinando ligeramente la cabeza. "Necesito acceso a los archivos de tu clan. Hay información crucial relacionada con el Árbol del Edén y el ataque reciente al Nebula."

Kaede levantó una ceja, interesada. "¿El ataque al Nebula? Pensé que eso era asunto de los europeos. ¿Por qué un Sora se interesa en ello?"

"Porque no fue un ataque común," respondió Akihiko, su voz firme. "Las sombras que se manifestaron allí no pueden ser obra de cualquier habilidad. Sabes tan bien como yo que eso apunta directamente al Árbol."

Kaede lo observó en silencio durante un momento, evaluándolo. Finalmente, dejó escapar un suspiro. "Está bien. Te permitiré acceder a los archivos, pero con una condición. Quiero que me expliques exactamente qué buscas y por qué. Si estás jugando conmigo, Akihiko, lo sabré."

Los Secretos del Archivo

Los archivos del Clan Takasugi estaban ocultos en una habitación secreta debajo de la residencia. Hideo y Kaede acompañaron a Akihiko hasta la entrada, donde un intrincado sistema de sellos y claves aseguraba que solo los autorizados pudieran acceder.

Cuando finalmente entraron, Akihiko quedó impresionado por la cantidad de documentos y reliquias almacenados allí. Entre ellos, había viejos manuscritos que detallaban la historia del Árbol del Edén y sus conexiones con las mafias de todo el mundo.

Kaede lo observaba mientras él examinaba los textos. "Lo que buscas puede estar en esa caja," dijo, señalando un cofre de madera decorado con grabados antiguos. "Es un diario de uno de mis ancestros, quien afirmó haber visto el Lux Aeterna con sus propios ojos."

Akihiko abrió la caja con cuidado y comenzó a leer. Las páginas hablaban de una era en la que el Árbol había sido venerado como un dios, y los fragmentos de su poder habían creado alianzas y conflictos que moldearon el mundo criminal actual. Pero lo más interesante era una descripción del Lux Aeterna: "Una fruta que brilla con la intensidad de mil soles, capaz de otorgar un poder absoluto, pero también de destruir a quien no sea digno de poseerla."

Una Amenaza Latente

Mientras Akihiko se sumergía en los textos, una sombra se movió en los jardines exteriores. Uno de los guardias de Kaede fue derribado silenciosamente por una figura encapuchada. Pronto, el intruso no identificado estaba dentro de la residencia, moviéndose como un espectro.

Kaede fue la primera en notar la presencia extraña. "Tenemos compañía," dijo en voz baja, llevando su mano a un cuchillo oculto.

Akihiko cerró el diario y desenvainó su katana en un solo movimiento fluido. "Quédate atrás. Esto no es una coincidencia."

La figura encapuchada apareció en la entrada del archivo, y las sombras parecieron retorcerse a su alrededor como si fueran parte de él. "El Árbol no pertenece a ningún clan," dijo con una voz profunda y resonante. "Es hora de que los falsos reyes caigan."

Kaede, lejos de quedarse inmóvil, arrojó su cuchillo con una precisión mortal. El intruso lo desvió con facilidad usando una extraña barrera de sombras, pero el ataque le dio tiempo a Akihiko para avanzar.

Una Batalla Desafiante

El combate fue feroz. Akihiko atacó con una precisión calculada, utilizando su katana para desviar los ataques de sombras del intruso. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que las habilidades de su oponente no eran ordinarias. Las sombras parecían tener una voluntad propia, intentando envolverlo y sofocarlo.

Concentrándose, Akihiko llamó al "vacío", esa energía que había aprendido a dominar. Las sombras parecieron vacilar cuando una burbuja de espacio distorsionado las repelía. "Eres fuerte," admitió el intruso, retrocediendo ligeramente. "Pero no tienes idea de lo que está en juego."

Kaede también entró en acción, lanzando una serie de ataques rápidos que obligaron al intruso a retroceder a la entrada del archivo. "¿Quién te envió?" exigió, pero la figura solo respondió con una risa oscura.

Finalmente, tras un intercambio brutal, el intruso se desvaneció en un remolino de sombras, dejando atrás solo una advertencia: "El Árbol reclamará lo que es suyo."

El Final de la Introducción

El sonido del acero resonó en la habitación mientras Akihiko y Kaede recuperaban el aliento. Aunque Akihiko podía sentir que el poder de su oponente estaba conectado al Árbol, también sabía que su propio "vacío" era la clave para contrarrestarlo. Mientras la batalla llegaba a su fin, una cosa quedó clara: el destino de Akihiko y el Árbol del Edén estaban más entrelazados de lo que él había imaginado.

 

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